Ocampo, la Pasionaria argentina
Una hoja ultranacionalista y anticomunista publicó en agosto de 1937 una
increíble acusación. La aristocrática directora de la revista Sur era
una comunista... aunque vergonzante. Califica a la revista de "severa y
señoril", sin embargo entregada a "los famosos Frentes Populares,
amalgamas de izquierdo-judío-comunistas", en alusión a la táctica
democrática que pregonaba, en efecto, el comunismo contra el fascismo.
Para que no quedaran dudas, en recuadro, el libelo dice: "El comunismo
corrompe los vínculos de la familia, destruye el hogar cristiano,
prostituye a la mujer y relaja todas las virtudes, bestializando al ser
humano. El comunismo es prostitución".